viernes, 21 de noviembre de 2014

El mundo (todos o la sociedad) siempre desprecia a la verdad porque no quiere desprenderse jamás de los intereses creados que rentabilizan primero los poderes fácticos o dominantes y éstos se gastan muchos de sus recursos en inculcar y en aplicar las presiones para que se justifique eso como bien.
Jesucristo tiene razón en esta generalización, porque está bien fundada en razón.

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