Ninguna idea es respetable. Solo es respetable que tú hables igual que yo, que tú comas igual que yo, que tú puedas decidir igual que yo, que tú puedas acceder a una sanidad igual que yo (o sea, sí, solo los derechos son respetables, porque ya lo demás está al servicio de muchos errores, privilegios particulares, subjetividades, corrupciones y exclusiones sociales).
Y también deben ser respetables las reglas objetivas del bien, o sea, las racionales. ¡Nada más!
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