Los sin-alma nunca saben que no tienen alma; van a lo suyo, con muchos escenarios de poder y de espectacularidad, ¡les da igual no tener alma! No apoyan a ningún bien, van de espaldas a la realidad y se creen sus propias mentiras. Y luego utilizan a la patria y a la cultura por sucias cobardías. ¡Jamás ha habido más intelectuales de alma vacía!


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