domingo, 28 de diciembre de 2008

La institución eclesiástica, con todos sus recursos de poder, siempre se ha opuesto DESDE UN PRINCIPIO a los transplantes de órganos, a la "manipulación" genética, a la fecundación "in vitro", al uso del preservativo para prevenir el Sida, al aborto, al matrimonio entre homosexuales, a los "vientres de alquiler" (porque algunas familias puedan tener hijos), a que la mujer esté en su jerarquía, a que un niño elija libremente "su" religión (porque rechazan el laicismo), etc.
Para esto, sí, alzan su voz y hasta gritan pero, cuando millones de judíos eran exterminados, no; cuando miles de seres humanos eran perseguidos y fusilados en algunas dictaduras (ejemplos: la catolicista chilena y la, también, catolicista española), no.
¿Qué ocurre?, ¿por qué actúan así?, ¿por qué... realmente?, ¿es que ahora han encontrado la cremallera de la boca?, ¿qué progreso quieren que verdaderamente cure enfermedades? y, sobre todo, ¿cuál es el esencial o prioritario respeto -ése- de la vida?, ¿el dignificarla mientras "se vive" o el "imponerla de un modo" antes de que "se viva"?
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Tráfico de intereses

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